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disfrute

Hablar de la sexualidad es un tema tabú e incluso incómodo, pero también estoy clara que cada vez le damos más importancia. Es por esto que hoy me gustaría darle lugar a algo que, por más que nos olvidemos de él, es indispensable en nuestra sexualidad: EL DISFRUTE.

Sí, literal, disfrutar. Me encanta que cada vez más podamos hablar acerca de lo que nos gusta, no nos gusta, cómo nos gusta y quién nos gusta. Aún así, creo que a veces olvidamos que para saber qué nos gusta, tenemos que saber cómo disfrutar. Pensemos primero en comida. Yo sé que me gusta el helado de mango con chile de Santa Clara porque cuando me lo como, lo gozo. Para estar segura que lo gozo, lo tengo que sentir. Me gusta como se siente en mi boca y me trae buenos recuerdos que me hacen sentir libre, contenta y tranquila. ¡Se siente! Lo mismo pasa en la sexualidad, hay que sentir para gozar. Acá es donde empieza lo bueno.

Pareciera que disfrutar es muy fácil cuando en realidad nadie nos dice que tiene lo suyo y cierto grado de dificultad. No es una habilidad con la que nacemos ni que se queda para siempre. De hecho, creer eso nos puede hacer un montón de daño. Implica muchas cosas, entre ellas está el sentir distintas emociones que a veces no sabemos cómo manejarlas. El placer es algo sumamente personal. Puede ser que yo tenga una historia de abuso o que en mi casa me enseñaron que disfrutar las cosas está mal. Quizá tengo una historia en la que siempre que sentía placer mis papás acababan haciéndome daño. Con todo esto, vamos generando creencias y sensaciones muy complejas alrededor del placer.

En cualquiera de estas situaciones puede ser que yo interprete, dada mi historia, que disfrutar no sólo es malo sino es peligroso. Cuando nos sentimos en peligro, nuestro primer instinto puede ser congelarnos y apagar nuestros sentidos. O sea, si hoy siento que es algo que me pone en riesgo, no me voy a dar permiso de sentir. Pero si gozar implica sentir… se pone un poco complicado. 

A lo que voy con todo esto es: no es nada fácil, no importa tu historia. Disfrutar de tu sexualidad asusta, ya sea contigo misme o con alguien más. Ver cómo se siente tu cuerpo y compartirlo con alguien más da mucho miedo y al querer evitar esa sensación nos desconectamos. No sientes miedo, pero de paso te pierdes del placer. También da culpa por muchos motivos. Puede ser que al masturbarme y conocer mi cuerpo, me sienta culpable porque aún existen creencias alrededor de la masturbación y cómo eso da vergüenza. Puede ser que al estar con alguien más, te la pases mejor que la otra persona y eso también da culpa. El disfrute también es difícil de sentir porque nos pone en una situación de descontrol. Esa es una de las razones por las cuales se piensa que tener orgasmos es sumamente complicado. Para tener un orgasmo hay que confiar, fluir y soltar ese miedo a la pérdida del control.

En resumen, sentir placer viene de la mano con muchas otras emociones que de pronto no sabemos sentir, nos da miedo sentirlas o creemos que si las sentimos algo catastrófico va a pasar. Eso se vale. Si a ti te cuesta disfrutar en general y te cuesta aún más trabajo tu sexualidad, ¡es completamente normal! 

El primer paso para poder gozar es ser amorose y paciente contigo misme. Hay muchas soluciones para poder empezar. La principal tiene que ver con darte chance de sentir. Si tú que me estás leyendo también sufriste de algún abuso, te prometo que también hay soluciones para que puedas aprender a tener una vida sexual libre, plena y disfrutable. Finalmente, si estás leyendo esta columna y nada de esto aplica para tí porque tú sí disfrutas, ¡aprovecha!

Espero que esta columna les haya gustado pero sobre todo que les haya servido como una herramienta más para poder ir por esa vida que quieres y en este caso que te acerque un poco más a una sexualidad plena y que puedas disfrutar.

¡Gracias, nos leemos en la siguiente edición!

Lorena López Niño de Rivera
 

SIENTE

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